Un lugar más valioso que nuestras vitrinas
Por Mario Covalski
El coleccionista se acercó a la vidriera de un comercio, sus ojos examinaron rápidamente en un giro de casi 180 grados, y se detuvieron en un lugar, es que tantos años de estar “cazando” la presa, lo habían acostumbrado a encontrar, entre muchas cosas, aquella que despertaba su interés ese día.
Un vez fuera del comercio, con el corazón acelerado y su preciosa adquisición en la mano, meditó acerca de la pregunta del empleado que lo había atendido...que pregunta tan ridícula le había hecho....¿porque compra modelos de metal blanco y resina, y no de plástico, tenemos muy buenos recién recibidos, y a un precio muy decente?. Que pregunta ridícula, cualquiera lo sabía, ¿cómo ese hombre podía trabajar en ese lugar si no conocía lo más básico?.
Repasó mentalmente la respuesta, como tantas otras veces, los modelos de metal o resina tienen una vida muy larga, probablemente dentro de 50 años estén en iguales condiciones, mientras que los modelos de plástico, son más frágiles, tal vez se deformen con el tiempo. 30 años, si, 30 años es la vida máxima de un modelo plástico, pensó. Y lo mismo pasa con las ruedas, si son de goma duran nada más que 30 años, mientras que unas buenas de resina o madera son eternas.....
El hombre un coleccionista de 60 años de edad se fue caminando satisfecho, con su modelo, y sus certezas, el mundo funcionaba como debía ser y así lo seguiría haciendo.
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Yo espero que ustedes puedan ver el mensaje que hay en este corto cuento que les ofrecí este mes. Armar modelos a escala, aún coleccionar los mismos, es un pasatiempo, dura el tiempo que dura nuestra emoción, y no nos engañemos, no somos visionarios realizando una rentable inversión para el futuro.
No busquemos la perfección de los dioses, no busquemos materiales “eternos”.... construir un modelo a escala tiene la magia de un momento, es efímero, y yo creo que el secreto es atesorar ese momento mágico en nuestro recuerdo y nuestros corazones..... un lugar más valioso que nuestras vitrinas.
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